Centella. Luis Hidalgo

El amor es un pájaro de llamas que llega a un mundo oscuro

y yo, yo todavía estoy en la noche.

Me presento aquí, con miedo no del mundo sino de mi.

Las flamas no tienen forma ni se les puede tocar, lo que está en las imágenes es parecido.

Este conjunto de archivos digitales conforma un territorio de datos para narrar algo parecido a un autorretrato. Registro doméstico de distintos momentos de mi cotidiano que se fijan en dos tipos de soluciones para esta muestra. Busco ensamblar soportes y medios para la construcción de experiencias visuales, donde los ojos sean guiados por la idea del tacto, aunque experimentada únicamente a través de la mirada.

Por un lado, imágenes sostenidas en la transparencia. Láminas traslúcidas que son recortes tomados de las capturas de origen. Diapositivas que son atravesadas por la luz y por la mirada. La decisión de usar este soporte alude al mundo digital que sucede desde un lugar sin la existencia de un cuerpo físico.

Adicionalmente, un conjunto de placas de aluminio es utilizado para presentar la serie de registros o capturas fotográficas hechas con mi celular. Una especie de nichos que se vuelven ventanas. Las imágenes construyen esta película muda, en otro idioma, sin ser subtitulada; depósito fosilizándose con mis emociones.

Ya sea alterada, simulada, construida o simplemente reproducida, la información contenida en estas piezas no existe primordialmente en su definición o espectacularidad cromática sino en la acumulación que se experimenta como superficie saturada de información, y en las relaciones que surgen de la disposición de este conjunto en el espacio. Ensamble donde el lugar común es una sensación en el cuerpo físico que se experimenta a través de la vista, pero sucede en la memoria, la cual convoca, más que un recuerdo específico, una sensación; sensación que no tiene lugar en la razón o en lo figurativo, que es reconocible. Y, aunque expuesta en segmentos, está pensada para ser leída como un todo.

Nuestros ojos consumen el entorno construyendo percepciones de lo que nos rodea, pero es el tacto el que nos mantiene en constante relación con la realidad.

El virus de la covid ha amplificado un estado donde la proximidad es un territorio para volver a conquistar. Hay un constante y creciente distanciamiento físico debido a este y a muchos otros factores derivados de un consumo que favorece la experiencia del mundo mediante pantallas y monitores, experiencias que en muchos casos solo habitan en las imágenes.

Luis Hidalgo, 2023