Exposición Barro y arroz de Yunuen Díaz
Reseña crítica por Fernanda Sánchez. Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad La Salle de Morelos
En la exposición individual Barro y arroz de la artista Yunuen Díaz, que trata sobre el cultivo de arroz y la alfarería como prácticas culturales distintivas de Morelos, me pareció muy interesante el acercamiento al trabajo de las mujeres con la tierra y su labor en la cocina.
En la primera parte de la exposición podemos apreciar un video de paisajes morelenses, que documenta la interacción de personas ─que transitan en el centro de Cuernavaca─ con una macolla de arroz, es decir con un tallo verde de planta de arroz puesto dentro de una maceta. Es un video que nos permite observar el crecimiento desmedido de las ciudades y la situación de explotación, abandono y abaratamiento del campo.
Por otro lado, está la obra Comida para el pensamiento y pensamiento para la comida, 2021, donde la artista desarrolla un ejercicio poético y político sobre un objeto doméstico utilizado para calentar tortillas, el comal. Los comales integran una instalación colocada en la pared; tienen frases pintadas a mano en ellos. Varias frases me llamaron la atención, como esta: “Es momento de cambiar el metabolismo social” de Yayo Herrero. Siento que esto quiere decir que nunca es tarde para cambiar y, como sociedad, es momento de hacerlo. No entendí la frase “Poesía y ciencia se vinculan al producir la comida” de Silvia Rivera. Esta oración me dejó pensando varios minutos; quizás se refiere a que se cocina con cariño y amor, como pasa con la poesía, pero también que la cocina tiene su toque de ciencia y por eso se vinculan.
Los comales fueron elaborados en Cuentepec, una comunidad alfarera ubicada en el municipio de Temixco. Son producto del trabajo de las mujeres con la tierra, quienes también se ocupan de la cocina.
En el segundo piso hay una instalación que se refiere a la sazón como una característica que distingue el sabor de la comida, y cómo se consigue con la combinación de ingredientes y con recetas que fueron pasando a lo largo de varias generaciones.
Al entrar en este espacio podemos apreciar en el centro ollas de barro y en las paredes varios cuadros que contienen recetas compartidas por mujeres que cocinan arroz de forma comunitaria en celebraciones; son recetas para preparar un kilo o cinco kilos de arroz blanco, un kilo o hasta 30 kilos de arroz rojo. Para Yunuen Díaz las recetas de cocina son un tipo de literatura, son microhistorias que registran la sensibilidad, los saberes y los cuidados en la preparación de la comida.
Esta exposición me hizo notar que no sé mucho sobre mi estado; hay mucha información importante que no conocía y me encantó enterarme, por ejemplo, de que en 1990 el arroz de Morelos recibió una medalla de plata como el mejor del mundo. Me sentí orgullosa de ser morelense y saber que en 1837 inició el cultivo del arroz blanco en el estado, y de que en 2012 el arroz en Morelos adquirió la denominación de origen. Pero me sentí triste cuando leí que, entre 2012 y 2017, siete de cada 10 toneladas de arroz que se consumió en México fueron importadas; no debería ser así, nuestro estado y nuestro país tienen la oportunidad de ser reconocidos en muchos ámbitos y deberíamos apoyarlos.
La verdad es que a mi no me gusta cocinar, nunca me ha llamado la atención, pero al estar presente en esta exposición pude darle otro significado a la cocina, porque es conectar con las personas, es conocer técnicas, conocimientos y experiencias que se van pasando de generación en generación. También pude admirar todo lo que producen las mujeres de Cuentepec: es maravilloso todo lo que hacen por los que aman. Me di cuenta de que la cocina es más que solo preparar comida, es ver que, cuando estamos sentados a la mesa, disfrutamos lo que hicieron otras personas con mucho cariño. Como dice Yunuen Díaz, celebrar la cocina es celebrar la vida.