La Tallera, iniciativa del modernismo mexicano

Proyecto Siqueiros
5 min readJun 14, 2021

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Fundada en 1965, La Tallera –perteneciente a la Red de Museos del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL)– es, por sí misma, una destacada iniciativa del modernismo mexicano y se inscribe en la historia de otro proyecto moderno muy singular: el gran complejo turístico desarrollado por el empresario de origen español Manuel Suárez y Suárez en la capital del país, que se conoció como México 2000 y que incluyó el hotel más grande de América Latina y el mural más grande del mundo. Este mural, a su vez, se encuentra en un edificio hecho especialmente para albergarlo, el Polyforum.

Estructura metálica para producción mural. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público — La Tallera.

Creación de La Tallera

Espacio artístico y cultural localizado en Cuernavaca, La Tallera nació en la última etapa del trabajo muralista de David Alfaro Siqueiros, quien la creó en 1965 con el auspicio de dicho empresario. Dueño del Hotel Casino de la Selva, ubicado también en la capital de Morelos, Suárez contrató al artista para hacer un mural que presentara, en el centro de convenciones del hotel, la historia de la humanidad.

Manuel Suárez frente al terreno donde se construiría el Centro de Convenciones del Hotel Casino de la Selva, Cuernavaca, Morelos, ca. 1966. Foto: Autor anónimo. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público Siqueiros — La Tallera.

Para la realización de esta obra, Suárez ofreció a Siqueiros la construcción de un taller dedicado a la producción en serie. En su edificación participaron arquitectos que colaboraban ya con el empresario y que estuvieron dirigidos por Guillermo Rossell de la Lama. Con base en estrategias comúnmente utilizadas en talleres mecánicos de fábricas automovilísticas, el artista diseñó un extenso sistema de rieles elípticos que, instalados en una gran estructura de hierro que pendía del techo, permitían el movimiento de grúas mecánicas y eléctricas. Éstas sujetaban los paneles de cemento-asbesto de gran peso y tamaño proporcionados por la empresa de Suárez para elaborar el mural.

Siqueiros nombró a esta entidad fabril como La Tallera, con lo que aludía a la mujer como generadora de vida, de acción y de arte; con esta denominación también buscó diferenciarla del taller tradicional del pintor.

David Alfaro Siqueiros y su equipo de colaboradoras y colaboradores durante la realización del mural ‘La marcha de la humanidad’, La Tallera, Cuernavaca, Morelos, 1966. Foto: Autor anónimo. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público — La Tallera.

Con amplia experiencia en la formación y conducción de grupos de trabajo o workshops, Siqueiros organizó la labor colectiva de mujeres y hombres artistas, herreros, albañiles, fotógrafos, científicos y obreros, con lo que al mismo tiempo aplicó y desarrolló su visión pedagógica en torno al muralismo.

Cabe precisar que esta labor de Siqueiros se enmarcó en los intereses estéticos de la época, que provenían de vanguardias artísticas. Esto es, desde los años cincuenta en México, iniciativas como el Taller de Integración Plástica de José Chávez Morado, o el Taller de Artesanos, de Carlos Lazo, formaron a muchos artistas. Particularmente el taller de Chávez Morado abrevaba de las propuestas de la Bauhaus, las cuales se basaban en el aprendizaje colaborativo y en la integración de la alfarería, la cerámica y los textiles, consideradas artes menores o populares.

En La Tallera, Siqueiros y sus colaboradoras y colaboradores dieron continuidad a la producción de arte público y crítico, a la experimentación plástica, así como al uso de materiales y técnicas modernas.

Proyecto desarrollista de Manuel Suárez

De acuerdo con el investigador y curador Daniel Garza Usabiaga, la realización del mural La marcha de la humanidad en la Tierra y hacia el Cosmos, en el que trabajó Siqueiros recién fundada La Tallera, gradualmente se convirtió en el proyecto más ambicioso del artista y en una de las obras más sui generis del movimiento muralista mexicano, a saber, el Polyforum.

Poco a poco, la magnitud física y estética del proyecto mural de Siqueiros tomó una nueva dirección, al tiempo que fue desplazándose hacia la capital mexicana, señala Garza Usabiaga, porque se decidió que su espacio de exhibición fuera un edificio creado especialmente para acogerlo, cuyo diseño corrió a cargo de Rosell de la Lama, dentro del mencionado complejo turístico desarrollado por Suárez en el entonces Distrito Federal.

Durante el proceso de ejecución de los tableros de ‘La marcha de la humanidad’, Cuernavaca, Morelos, octubre de 1967. Foto: autor anónimo. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público — La Tallera.

Es preciso entender que dicho complejo turístico se inscribió a su vez en un contexto nacional y en uno internacional particulares, explica Adriana Melchor, curadora de la Sala de Arte Público Siqueiros. México 2000 abrió en 1971, año que se considera el último del llamado “desarrollo modernizador”. Desde 1955, nuestro país vivía un fuerte impulso en su actividad económica e industrialización por parte del Estado. Se trata de la época en que nacieron importantes obras públicas de infraestructura, incluidas las de museos emblemáticos en la capital mexicana.

Polyforum Siqueiros. Vista exterior del dodecágono y del Hotel de México, 1971. Foto: Autor anónimo. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público — La Tallera.

En el ámbito internacional, dicho impulso industrializador de la época de posguerra y la Guerra fría, fue enmarcado con la creación de varios proyectos económicos y de desarrollo social, los cuales tenían como objetivo la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial y el fortalecimiento de los programas destinados a ofrecer ayuda económica a países de América Latina.

Creado como atracción cultural dentro del mencionado complejo turístico, el Polyforum constituyó la culminación de la integración plástica siqueiriana entre pintura, escultura y arquitectura, objetivo que Siqueiros persiguió desde sus primeros experimentos pictóricos.

‘La marcha de la humanidad’, Polyforum Siqueiros, Ciudad de México, 1965–1971. Foto: Autor anónimo. Colección INBAL / Proyecto Siqueiros: Sala de Arte Público — La Tallera.

De acuerdo con la investigadora Natalia de la Rosa, la integración plástica “creó una fórmula artística de carácter social encargada de materializar la política del Estado de bienestar.” En otras palabras, la integración plástica llevada a cabo por artistas en los años sesenta y setenta en nuestro país, se entienden históricamente en el marco del desarrollismo industrializador del Estado, y en procesos de producción artística de la modernidad, los cuales, a su vez constituyeron expresiones de la posguerra y de la Guerra Fría.

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En este espacio se comparten conversaciones y debates que quedaron fuera de las cédulas de muro de una exhibición o el planteamiento de un programa educativo.

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