Paisaje polidimensional. Francisco “Taka” Fernández

Proyecto Siqueiros
4 min readMay 11, 2023

Durante las últimas décadas, “Taka” Fernández ha desarrollado una práctica pictórica expandida con elementos del imaginario visual de múltiples fuentes estéticas, como son la pintura de paisaje, el graffiti, carteles pegados en las calles, señalética urbana y la abstracción geométrica de la posguerra. En esta exposición comisionada por la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS), Fernández ha enlazado todos los espacios de exhibición del museo, desde la fachada del edificio, el patio donde están los murales de David Alfaro Siqueiros, hasta el Cubo, al fondo del inmueble. Mediante intervenciones pictóricas y escultóricas en cada una de estas áreas, el artista ha planteado conversaciones entre su práctica y el legado formal y conceptual de Siqueiros.

El compromiso social y político del muralista ha inspirado a Fernández a explorar su propia trayectoria política y a intentar la articulación de su “autorretrato político” en esta exposición. En su infancia, Fernández estuvo influenciado por movimientos de liberación que tuvieron lugar en América latina durante los años setenta; después, como adolescente en los ochenta, por el punk y el anarquismo, principalmente por los textos del italiano Enrrico Malatesta.

En la misma década de los ochenta, tras sus experiencias místicas en el desierto de San Luis Potosí, el artista se interesó en cosmologías y en luchas políticas indígenas, que lo llevaron a participar en el movimiento zapatista surgido a mediados de los noventa. El paisaje mexicano, visto como sitio ante el cual ha sido necesaria la participación política a través del activismo a favor de los derechos ambientales y de la tierra, así como espacio de refugio para establecer una suerte de “contrapolítica” sigue informando las opiniones políticas del artista. Esta historia personal se encuentra representada en la exposición por medio de símbolos conocidos y de otros enigmáticos, así como por textos, imágenes y fechas evocativos que él ha decidido incluir.

La exposición forma parte del programa curatorial Murales para un cubo blanco, el cual pone en diálogo las contrastantes tradiciones del muralismo del siglo XX y su énfasis en la función social y política del arte, con la idea del cubo blanco asociada con “el arte por el arte”, entendida como una perspectiva separada del compromiso social o político.

Con estos dos contextos estéticos se relacionan temporalidades distintas: mientras que con los murales se ha buscado permanencia física y conceptual, las obras independientes desplegadas en el cubo blanco son portátiles y le dan transitoriedad a este lugar. La exposición de Fernández juega con ambas tradiciones, y sus correspondientes temporalidades, de varios modos complejos. La instalación del artista incluye pinturas autónomas y objetos que pueden ser desplegados en otros contextos después de su presentación en la SAPS.

Estas piezas, sin embargo, aquí se encuentran posicionadas dentro de un mural efímero, a modo de capa de las obras monumentales que Siqueiros pintó en paredes del museo. Este mural existirá únicamente durante la vigencia de la exposición, después de la cual se desmontará y el espacio recobrará su apariencia normal, la de cubo blanco. Con las piezas autónomas y el mural, Fernández hace un homenaje a dos conceptos clave que Siqueiros desarrolló durante su carrera, uno, la poliangularidad, surgida de la construcción de perspectivas que desafían la arquitectura del espacio, y la segunda, el concepto de la caja plástica, basada en el interés de Siqueiros en generar ambientes, espacios que provocan interacciones dinámicas con el espectador.

La escultura de “Taka” Fernández que cuelga en el patio de murales de la Sala de Arte Público Siqueiros se refiere a la cosmología mexica. Se trata de dos conos que representan dos universos distintos que se expanden y contraen. Se dice que estas dos dimensiones de la realidad confluyeron en el pasado, en una suerte de “big bang”, del cual surgió nuestro presente; también se les entiende como universos paralelos que coexisten e interactúan de varias formas actualmente. La pieza se llama Olin, palabra mexica que significa “movimiento”, además de aludir a espíritus o a puertas que permiten el movimiento entre estos dos tiempos y espacios.

Paisaje Polidimensional. Francisco “Taka” Fernández. Detalle. Foto: David Zamorano

La pieza se produjo originalmente en 2016, como parte de una residencia que el artista llevó a cabo de modo independiente en el lago de Manialtepec, en Oaxaca, la cual incluyó un estudio flotante de dibujo llamado Estación flotante de contemplación activa así como su presentación a modo de escultura en el lago. En el patio del museo, los círculos y las líneas de la escultura dialogan con formas similares de los murales de David Alfaro Siqueiros que se encuentran en ese espacio.

En el Cubo, como parte de la articulación de su “autorretrato político”, “Taka” Fernández hizo un collage en formato mural. Incluye una serie de pinturas de retrato de varios filósofos, activistas y figuras de la cultura que han influenciado el ideario político del artista durante las últimas cuatro décadas. En el sentido opuesto al movimiento de las manecillas de un reloj, los retratos representan a las siguientes figuras históricas:

David Alfaro Siqueiros (1886–1974)

León Trotsky (1879–1940)

Ho Chi Minh (1890–1969)

Piotr Kropotkin (1842–1921)

La comandanta Ramona (1959–2006)

Karl Marx (1818–1883)

Che Guevara (1928–1967)

Mijaíl Aleksándrovich Bakunin (1814–1876)

Lucio Cabañas (1938–1974)

Ricardo Flores Magón (1873–1922)

Emiliano Zapata (1879–1919)

Joe Strummer (1952–2002)

Curaduría: Tobias Ostrander

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Proyecto Siqueiros

En este espacio se comparten conversaciones y debates que quedaron fuera de las cédulas de muro de una exhibición o el planteamiento de un programa educativo.